21May

El Tesoro de la Isla del Coco

¿Quién no ha escuchado las leyendas sobre tesoros de piratas escondidos en la Isla del Coco y sobre las muchas expediciones que han intentado encontrarlos? ¡Pues se acabó! Durante mi gobierno tomamos la decisión de prohibir la búsqueda de tesoros en la isla. Y no fue por falta de curiosidad histórica, sino porque entendimos que el verdadero tesoro estaba a la vista: su extraordinaria biodiversidad, tanto en tierra firme como en las aguas que la rodean.

Ese paso, sumado al esfuerzo de muchos costarricenses —a quienes hoy reitero mi agradecimiento—, permitió que también durante mi gobierno la Isla del Coco fuera declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Nunca la había visitado hasta hace apenas unos días. Tras 36 horas de travesía y casi 600 kilómetros de navegación al suroeste de Puntarenas, bucear en las aguas cristalinas de la Isla del Coco y visitar las instalaciones de los guardaparques e investigadores me llenó de una profunda satisfacción. Vi con mis propios ojos lo que significa una restauración ecológica bien hecha. A diferencia de décadas atrás, hoy la isla rebosa de vida marina. Bancos de peces, tiburones martillo y otras especies que habían desaparecido, ahora prosperan. Se ha convertido en un santuario natural de incomparable belleza y riqueza biológica. Es un testimonio del poder de la conservación efectiva y del talento costarricense para proteger su patrimonio natural. Hacemos conservación de clase mundial.

La verdadera razón por la que los navegantes del pasado llegaban a sus costas no era el oro ni las joyas, sino el agua dulce y sus árboles (madera) para reparar sus embarcaciones. La Isla del Coco es la única en esa vasta región del Pacífico que cuenta con abundantes fuentes de agua fresca, gracias al microclima lluvioso que se forma alrededor del Cerro Iglesias, su punto más alto, con 575 metros sobre el nivel del mar.

La conservación de esta isla ha contribuido a que Costa Rica sea reconocida internacionalmente por su compromiso sostenido de décadas con la naturaleza. Esta reputación no es fruto del azar, sino de decisiones valientes durante más de cinco décadas. Desde la creación del sistema de parques nacionales en los años setenta por mi padre junto al Presidente Daniel Oduber, pasando por la administración del Presidente Rodrigo Carazo que declaró la isla parque nacional en1978, el trabajo ha sido continuo, transversal y libre de ideologías políticas.

Cada gobierno ha aportado: Óscar Arias fundó el Ministerio de Ambiente.Energía y Minas (MINAE). Rafael Ángel Calderón promovió leyes clave en los años 90. En mi gobierno establecimos por primera vez el área marina protegida alrededor de la isla. Miguel Ángel Rodríguez expandió parques nacionales como Isla del Coco, Santa Rosa, Tapantí y Manuel Antonio. Más adelante, las administraciones de Laura Chinchilla y Luis Guillermo Solís continuaron fortaleciendo nuestras áreas protegidas. Luego, gracias al Presidente Carlos Alvarado, Costa Rica se convirtió en el segundo país del mundo en alcanzar la meta del 30% de conservación de su mar patrimonial mucho antes del 2030, como lo recomienda la ciencia. Con esta medida el área protegida pasó a ser 15 millones de hectáreas – un parque marino más grande que el propio territorio terrestre de Costa Rica y la quinta área marina protegida más grande de toda América Latina!

Estos logros no habrían sido posibles sin el compromiso y el trabajo permanente, durante décadas, de muchas personas valientes: entre ellas científicos como Jorge Cortés, guardaparques como Quincho Gamboa, ministros como René Castro y Carlos Manuel Rodríguez, empresarios como Carlos Manuel Uribe y organizaciones como la Fundación Amigos de la Isla del Coco. Un gran equipo que ha hecho de esta isla un ícono mundial.

Pero además gracias a la Isla del Coco, el 94% del territorio nacional de Costa Rica es marino, lo que nos convierte en el país con mayor extensión oceánica de Centroamérica y en vecinos directos de Colombia (a través de Isla Malpelo) y de Ecuador (a través de Galápagos). Precisamente por eso, hace apenas unos días el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF), liderado por nuestro compatriota Carlos Manuel Rodríguez quien como Ministro del MINAE hizo tanto por conservar nuestra biodiversidad, anunció una donación de 16 millones de dólares para apoyar los esfuerzos de conservación en estas islas. Un reconocimiento concreto a la seriedad con la que nuestra región protege sus tesoros naturales.

Muchos siguen hablando del mítico tesoro escondido en la Isla del Coco. Pero quienes hemos tenido el privilegio de conocerla de cerca sabemos la verdad: el verdadero tesoro es su biodiversidad. Y ese es un tesoro que hemos decidido proteger, para siempre.

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