En las elecciones de febrero de 1994, los costarricenses me distinguieron con el honor de ser su presidente, cargo que ejercí desde mayo de ese año hasta el mes de mayo de 1998. El eje organizador de nuestro trabajo de gobierno fue el Desarrollo Sostenible. Buscábamos un equilibrio entre las políticas económicas, sociales y ambientales. Promovimos las energías renovables. Importamos el primer vehículo y el primer autobús eléctrico a Costa Rica. Creamos el pago de servicios ambientales financiado con un impuesto a las emisiones de carbono y promovimos muchas otras políticas que hacían del ambiente una oportunidad de crecimiento económico y de bien vivir.
Sobre esa plataforma de Desarrollo Sostenible consolidamos dos conglomerados de actividad económica en que estábamos convencidos que el país podía triunfar. El primero fue el ecoturismo, que vinculaba la belleza de nuestros parques nacionales con la creación de empleo e inversión en instalaciones turísticas a lo ancho y largo del país. El segundo conglomerado fue el de alta tecnología, a partir de la exitosa atracción de Intel a Costa Rica con una inversión en 1996 y 1997 de 600 millones de dólares. Hoy, esos dos conglomerados son las principales actividades económicas del país y las principales fuentes de empleo.